Durante este año que ha pasado, tu papá se reencontró con un viejo amor y descubrió uno nuevo, el primero lo remontó a la vieja bicicleta de su de padre en el campo que puso unos tacos de madera en los pedales para poder alcanzarlos, ésta es una de la herencias que le dejó tu abuelo, las herencias no son sólo cosas materiales, le enseñó del amor por los caballos, a montarlos y a dirigirlos, a sentir el aire en la cara, creo que es a ese niño al que reconozco cada domingo temprano casi sin hacer ruido para no despertarme y lo haga sentirse culpable por salir y no quedarse conmigo aprovechando el tiempo juntos, eso también lo aprendió de tu abuelo; a ser fiel.
Muchas veces lo oigo partir, bajando tratando de no hacer ruido con las calas de los zapatos, pero suena como un bailarín de tap, rellenando sus botellas de agua. Siempre finjo estar dormida para que salga a distraerse con la naturaleza y a batir sus propias marcas.
Su nuevo amor; otro de montar, llegó a sus manos por sorpresa, producto de un negocio fallido con una furgoneta frigorífica, le ofrecieron un trueque el que no pudo rechazar, era la moto que siempre quiso, el negocio resultó ser tan atractivo para tu papá, que pasé sobre mis miedos dejándolo cumplir uno de sus sueños a los 46 años; andar con la cara al viento arriba de una moto.... sólo un perro asomado a la ventana de un coche puede explicar lo que él siente <3
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